lunes, 5 de julio de 2010

Temporada de excesos

En la época estival se sale más aprovechando que llega el buen tiempo y ya que salimos más pues también consumimos más alimentos fuera de casa: cervecitas, helados, refrigerios y un largo etcétera. Siempre os digo que en una dieta normal y variada no tiene mayor importancia pero, ¿cuándo éstos excesos nos empiezan a pasar factura? y lo más importante, ¿si no podemos evitarlo, podemos al menos paliar sus efectos?



Si quedamos con nuestros amigos o pareja y tenemos el hábito de comer y/o cenar fuera el fin de semana intentaremos el resto de la semana compensar estos excesos durante el resto de la semana y en nuestras escapadas al bar procuraremos consumir los alimentos menos calóricos y con menor porcentaje de grasa (elegir carnes magras, refrescos light, bebidas sin alcohol, etc.). Junto con esto si incrementamos el gasto calórico haciendo ejercicio (en las horas de menos calor) ya sería la panacea.

Los efectos negativos de todo esto se van viendo en función de la constitución de cada uno y de su metabolismo pero espero que coincidais conmigo en que comer y/o cenar fuera más de 3-4 días en semana sin control o asistir con relativa frecuencia (más de 2 veces al mes) a bodas, bautizos, cumpleaños y comuniones puede descolocar bastante nuestra alimentación y por consiguiente nuestro peso.

Hay momentos y actos sociales de los que no podemos (ni queremos) escabullirnos. Por mantener nuestro peso no vamos a recluirnos en una cabaña y dejar de comer. Si salimos a comer fuera (o la fiesta está en casa) con estas pautas podremos salir más o menos indemnes sin arrepentirnos:

  1. Comeremos siempre con moderación, con el estómago y no con el ojo, pensando siempre: si estuviéramos en casa tranquilamente, ¿nos comeríamos todo eso?
  2. Olvidar la frase "un día es un día", en nuestra salud y en nuestro peso cada día cuenta.
  3. Elegir (si es posible) los platos menos calóricos (como ensaladas, purés, menestras...) y aderezarlos lo menos posible con aceites y salsas.
  4. Pedir los aliños de la ensalada aparte para condimentarla nosotros mismos.
  5. Optar por dos primeros platos, en lugar de un primero y un segundo muy energéticos.
  6. Es preferible tomar fruta como postre, aunque no se proponga en la carta.
  7. Solicitar pan integral.
  8. Optar por recetas culinarias más ligeras (a la plancha, en papillote, al vapor, etc.).
  9. Si estamos en un evento social (boda, bautizo...) donde existe un menú único no dudar en decirle al camarero que no nos sirva algún plato, de esta forma esa comida se puede reutilizar y no acabará en nuestras reservas energéticas.
  10. Si el plato está muy colmado, comer lo que tomaríamos habitualmente y dejar que sobre (antes en la basura que en la cintura).
  11. Acompañar las comidas con agua.
En caso de que el daño ya esté hecho, en las siguientes comidas del día y en los días posteriores os recomiendo elegir comidas poco calóricas, preferiblemente frutas y verduras del tiempo, beber mucha agua, optar por el té en lugar del café y dar largos paseos a paso ligero con la finalidad de que todo ese exceso de energía que tomamos no se quede con nosotros por los siglos de los siglos.

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