miércoles, 22 de septiembre de 2010

Mañana nunca llega

"Mañana empiezo la dieta": Cuántas veces hemos oído esta frase o es más, incluso nosotros mismos la hemos pronunciado más de una vez. Son muchas las ocasiones y los eventos que nos hacen recapacitar acerca de nuestros hábitos alimentarios y que nos remuerden la conciencia (final de año, comienzo de otro, al principio de las vacaciones, al final de las mismas, después de una boda...). Desgraciadamente estas ocasiones sólo hacen un pequeño "clic" en nuestro interior, ¿qué significa esto? Muy fácil: nos proporcionan la motivación necesaria para darnos cuenta de que queremos cambiar e incluso comenzamos a poner en práctica esos cambios (la mayoría de las veces no llega ni a eso) pero cuando vemos realmente el esfuerzo que nos puede suponer se nos olvidan nuestras ganas de cambiar y seguimos por el camino más cómodo: no privarnos de nada hasta la próxima vez que nuestra conciencia diga basta.



Este bucle de motivación-dieta-abandono genera dos vertientes claramente definidas: por un lado frustración y rechazo hacia uno mismo ("nunca seré capaz de perder esos kilos de más", "no valgo para nada", "nadie me va a querer así") y por otro ansiedad que se compensa comiendo más. Este modus operandi a nivel físico es bastante negativo ya que los efectos yo-yó (engordar-adelgazar-engordar) y los cambios bruscos de peso hacen que en un futuro resulte más difícil la pérdida de peso, pero a nivel psicológico sus efectos son aún más devastadores ya que el hecho de no obtener los resultados deseados libera una serie de conductas negativas que hacen que la próxima vez que se haga dieta se abandone antes todavía por el mero hecho de no creerse capaz de alcanzar los objetivos previstos.

Entre las excusas más frecuentes podemos encontrar: la dificultad para realizar y/o mantener los cambios (ya os he dicho muchas veces que cuidarse no tiene que suponer un cambio en nuestros hábitos), la falta de apoyo por parte del entorno (el entorno casi siempre apoya pero no participa y ese es el problema, pero antes de emprender una cruzada contra la familia para que sigan unas pautas alimenticias estrictas con nosotros os recomiendo haceros una pregunta: cuando vuestra pareja/hijos/padres hacen deporte ¿participáis también? no vamos a compararnos con los demás solo en la comida...), la falta de tiempo (cuando uno quiere hacer de verdad algo saca tiempo de donde sea y esto lo queréis hacer de verdad ¿no?) y demasiadas tentaciones en todas partes (tentaciones hay en todo sitio y de todo tipo pero gracias a la racionalidad del ser humano podemos disfrutarlas con mesura).

Como veis no hay excusas que valgan ni mañana voy a... porque mañana nunca llega. Nuestro propósito es hoy y hay que empezarlo hoy. Mañana encontraremos una excusa que nos parecerá igual de válida que la de ahora y pasado mañana será más de lo mismo. Para garantizar que esta vez sí sea la definitiva os recomiendo:
  • Buscar una verdadera motivación para perder peso, no valen argumentos del tipo quiero cambiar, tiene que ser algo más concreto. Este punto es muy importante ya que esta motivación es la que nos va a ayudar a seguir en los momentos de debilidad.
  • Plantear objetivos a corto, medio y largo plazo reales. ¿Qué significa reales? Que requieran un esfuerzo pero que se puedan alcanzar, si empezáis a cuidaros planificando perder 20 kilos y conseguir el cuerpo de Angelina Jolie en 2 semanas probablemente os frustréis en cuanto llevéis 12 horas.
  • Esforzarse por lograr esos objetivos e ir anotando todos esos logros en un cuaderno. Este cuaderno, junto con el primer punto, os ayudará a no abandonar la dieta.
  • Planificar una pérdida de peso lenta y ordenada. Nada de 3 kilos en 2 días ni 4 kilos en una semana. Se ha demostrado que la pérdida de peso lenta es la que de verdad no se recupera porque se está perdiendo grasa. Si perdéis entre 0.5-1 kg/semana podéis daros por satisfech@s.
  • No abandonar la dieta bajo ningún concepto, es decir, si tenéis una boda no hay que dejar de ir pero se cuidará un poco la alimentación y al día siguiente hay que procurar compensar el exceso de energía que se comió.
  • Cuando no se sigue una dieta a rajatabla es normal que haya semanas que no se pierda peso, no lo veáis como un fracaso sino como un logro, ya que aunque no se está perdiendo tampoco se está ganando, por lo que significa que vais por el buen camino.
  • Ponerse en manos de un profesional de la nutrición para que os oriente en la pérdida de peso y os anime en los momentos de debilidad.
Mucho ánimo que se puede!!

1 comentario:

  1. Me parece muy cierto,... pero a veces es difícil ser constante, no solo en las dietas, sino en cualquier cosa.

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