domingo, 15 de mayo de 2011

Disfrutar de la comida vs dieta

Estamos acostumbrados a asociar dieta con restricciones, suplicios, hambre, mal humor y desconexión de la vida social. Si por un momento de debilidad "pecamos", después nos asaltan la culpa y la flagelación e intentamos compensar esas conductas negativas.



Cuando nuestra vida entra en esta vorágine ha llegado el momento de replantearse nuestros hábitos alimenticios y recuperar el placer de comer sin sentirse culpable:
  • Planificar los menús: para evitar tentaciones lo ideal es planificar qué vamos a comer. Así evitamos la improvisación y las comidas con alto contenido calórico.
  • Variar la dieta: si en una dieta las alternativas a la hora de las comidas son pocas estamos abocados a fracasar. En la cocina hay que tener imaginación ya que las posibilidades (controlando los ingredientes y las cantidades) son infinitas.
  • Saborear la comida: esto se hace sentándose a la mesa de forma tranquila y relajada y masticando los alimentos.
  • Comer en un ambiente agradable y en buena compañía: de esta forma disfrutamos más de lo que comemos. Cuando se come en un tiempo escaso y en un ambiente de prisas, la satisfacción por comer disminuye, hasta el punto que, a las pocas horas, ni se recuerda qué se ha comido.
  • Pensar en lo que deseamos comer: al hacer dieta se piensa siempre en lo que se debe comer y bloqueamos nuestros deseos alimenticios. Mi consejo es que pensemos en lo que se desea comer, incluso que se haga una lista con esos alimentos deseados. Una vez pensado lo que se desea se debe planificar un día a la semana y a una hora concreta para concederse ese pequeño capricho y saborearlo en pequeñas dosis. Las privaciones continuas conducen a una mayor ansiedad y esta sensación se acrecenta con el tiempo, más cuando se siguen dietas estrictas. Sentirse bien después de comer un capricho, sin que ello genere ningún tipo de trauma ni inseguridad, es una buena terapia para mejorar el estado de ánimo y continuar con éxito la dieta.
  • Originalidad al servir las frutas: hacer brochetas, asarlas al horno, macedonias, frutas rellenas... así tomaremos verdaderos manjares con muy poco valor calórico, por lo que nuestra figura no se verá afectada.
  • Platos coloridos: jugar con los colores, las formas y las texturas abre un abanico de posibilidades inmenso, haciendo de esta forma que los alimentos sean agradables a nuestra vista además de a nuestro gusto.
  • Más volumen, menos cantidad: lácteos desnatados, verduras, sopas... nos permiten comer y saciarnos sin peligro de sobrepasarnos.
  • Utilizar platos más pequeños: un plato colmado nos está mandando señales de que nos va a llenar. Si el plato que está lleno en lugar de ser una fuente es un plato de postre psicológicamente vamos a mentalizarnos de que nos vamos a llenar aunque con muchas menos calorías que un plato más grande.
  • Emplear más cantidad de especias en detrimento de aceites: ambos dan sabor con la diferencia de que los primeros no aportan energía y los segundos la aportan en cantidades excesivas.
Con estos trucos se pueden lograr más fácilmente los objetivos marcados en una dieta y además disfrutar de lo que se está comiendo. Bon appétit!

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