miércoles, 18 de julio de 2012

Evitar el picoteo


En verano la mayoría de nosotros nos encontramos de manera total o parcial de vacaciones aumentando por consiguiente nuestras horas libres. En estas horas libres aprovechamos para hacer todo lo que no podemos hacer durante el resto del año: más deporte, leer libros, jugar con los hijos... pero también aumentan nuestros períodos de sofá y televisión. Lo negativo del sofá y la televisión no es solamente el sedentarismo, o al menos no es lo que hoy voy a tratar, se encuentra en el aburrimiento. Y el tedio siempre se ha dicho que da por comer: idas y venidas a la nevera en busca de algo que llevarnos a la boca, miradas insistentes al reloj para comprobar si es ya la "hora" de comer, ganas de comer pero sin sentir el rugido del estómago... En definitiva, que hay que ponerle remedio y para ello unos consejos que harán las "entre horas" menos largas:



  1. Planifica. Si hacemos un menú de almuerzos y cenas, ¿por qué no planificar también los desayunos, medias mañanas y meriendas? Así nos aseguramos de tener una dieta rica, variada y, lo más importante, evitamos esos momentos de indecisión en la cocina en plan "¿Qué me como? ¿qué me como?" que por regla general suelen terminar atacando patatas fritas y chocolates varios.
  2. Piensa. La mayor parte de las veces que vamos a comer no tenemos realmente sensación de hambre. Mi consejo es que si no sentimos el rugido estomacal, bebamos un poco de agua y meditemos si tenemos hambre o ganas de comer, porque el hambre es una necesidad fisiológica (hay que cubrirla) y la gana de comer es una necesidad psíquica (se puede controlar).
  3. Come. Sí, siempre os lo digo, pero es que es fundamental. Si hacemos 5-6 comidas al día y no dejamos que transcurran entre ellas más de 3-4 horas es físicamente imposible que sintáis hambre. Haced la prueba.
  4. Compra. La dieta empieza en el supermercado. Si mi carro de la compra está lleno de snacks, chucherías, refrescos y demás en casa la tentación será mucho mayor que si no están. Y si encima nos los encontramos empezados en casa pues es casi imposible no caer.
  5. Oculta.  ¿No os ha pasado nunca que hay algún dulce en la encimera de la cocina y sentís unos deseos irrefrenables de comerlo? Resalto que no se trata de esconder de tal forma que haya que utilizar ultrasonidos para encontrarlos, simplemente quitar de la vista. La técnica que yo empleo es poner los alimentos tentadores en lugares de difícil acceso para mí (por ejemplo en la parte superior de la despensa), de esta forma, cuando abro la despensa no los veo y en caso de que quiera ver lo que hay tengo que hacer unos esperpentos increíbles subiéndome en sillas y demás, por lo que la mayoría de las veces desisto en el intento.
  6. Innova. En la cocina hay que tener creatividad y hay infinidad de posibilidades de picoteos saludables que podamos hacer en caso de que la tentación sea superior a nosotros.
  7. Bebe. Tener agua siempre a mano hace que el estómago esté en continuo funcionamiento, estará "entretenido" y la sensación de saciedad será mayor.
  8. Muévete. No paséis interminables horas delante de la televisión o del ordenador dejando el tiempo pasar, salid a la calle, pasead, haced deporte... no os dejéis invadir por el aburrimiento que es el peor enemigo de las dietas.
  9. Lávate los dientes. Parece increíble pero es el mejor truco que os puedo dar para evitar picar entre horas y para no recurrir a los dulces después de comer. Tras la comida se nos queda en la boca un sabor amargo que creemos tener que contrarrestar con algo dulce, tras lo dulce ese sabor amargo vuelve a aparecer y necesitamos más dulce (o salado, el caso es comer) y así en un bucle que no acaba nunca. Si tras las comidas nos lavamos los dientes, aparte de mantener nuestra boca sana, estamos diciéndole a nuestro cerebro que hemos terminado de comer y no nos apetecerá seguir comiendo.

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