lunes, 19 de agosto de 2013

Helados saludables para sobrevivir al verano

En verano son el alimento ideal para sobrellevar de mejor manera las altas temperaturas. El problema, como siempre, radica en el abuso de los mismos: un helado ocasionalmente, en el marco de una dieta equilibrada y con una práctica de ejercicio regular, no debe tener mayor importancia. Si consumir helados se convierte en un hábito diario, habrá que optar por las versiones más saludables.

Para elegir las alternativas más sanas debemos fijarnos en 4 detalles principalmente:

1.   Contenido calórico: a mayor contenido calórico, mayor energía. Como antes os he mencionado, de vez en cuando no tiene por qué suponer un desequilibrio en el organismo, de hecho podría incluso resultar beneficioso para no acostumbrar a nuestro metabolismo a funcionar siempre con unos márgenes de energía muy bajos, pero si hablamos de obesidad, sobrepeso y demás hay que tener muy presente el valor calórico.
2.   Grasa: si es de origen lácteo (nata, mantequilla, crema, leche) el producto llevará un mayor porcentaje de grasa y colesterol. En el caso de que sea de origen vegetal, importante comprobar su naturaleza, ya que si lleva aceites de coco o de palma el perfil lipídico también será alto en grasas saturadas. Importante controlar este punto en personas con dislipemias (hipercolesterolemia, hipertrigliceridemia…), sobrepeso y obesidad.
3.   Azúcares: el contenido medio de azúcar en los helados suele oscilar entre los 15 y los 30 g por cada 100 g, resultando esto más de la mitad del contenido de azúcar que un adulto medio debe tomar al día. Si a este azúcar le sumamos la de las porciones de fruta diarias y lácteos, nos encontramos con un exceso de azúcar en la dieta de cuyas consecuencias, sostenidas en el tiempo, os hablaré próximamente. Sobra decir que este tipo de helados quedan totalmente desaconsejados en casos de diabetes, dislipemias, sobrepeso y obesidad.
4.   Aditivos: además de todo lo anterior, los helados suelen ir cargados de todo tipo de aditivos, aromas, emulgentes, saborizantes y espesantes que intentan recrear todo el sabor y textura demandadas por el público. Este contenido en aditivos se multiplica cuando nos referimos a las versiones “light” o “sin azúcares”.

En base a esto, queda una duda en el aire: ¿existe alguna alternativa saludable? Sí, hay opciones que refrescan, tienen buen sabor y son sanas. Algunas de ellas las expongo a continuación:

·          El yogur helado: y no hablo del famoso “Yolado” (cuyo contenido calórico y de azúcares por otro lado asustaría a cualquiera). Me refiero al yogur congelado de toda la vida: cogemos un yogur (si es desnatado y sin azúcares mucho mejor), clavamos un palo (o en su defecto una cuchara) y lo metemos en el congelador hasta que congele. Tendríamos en un apetecible helado todas las ventajas del yogur.
·        Sorbetes o granizados de fruta: licuamos fruta al gusto (sandía, piña, fresas, melocotón, frambuesas, manzanas…), añadimos hielo picado y listo para disfrutar un postre muy refrescante y saludable.
·      Polos de sabores con fruta: basta con batir la fruta deseada (fresa, limón, naranja…), añadir unas láminas de agar-agar o gelatina y enfriar hasta que solidifique. 
·         Cremoso de lácteo y fruta: mezclando yogur o leche con fruta podemos obtener batidos o preparaciones con trozos que, tras el proceso de congelación, resultarán deliciosos manjares de numerosos sabores.
·        Con trozos de frutos secos: al igual que con la fruta, los yogures pueden ser estupendas bases para preparaciones de helados con trozos de frutos secos (nueces, almendras, avellanas…).
·        Tés e infusiones granizadas: otra alternativa para refrescar y, lo mejor de todo, 0% (tanto calorías, como grasa y azúcares). Hacemos nuestra infusión o té favorito y mezclamos con hielo picado para adquirir textura de granizada. Si añadimos unas hojas de menta o una rodaja de limón tendremos un refrigerio muy veraniego y con mucho sabor.
·    Polos de hielo: los típicos polos “flash” que comprábamos de pequeños o los más perfeccionados “Calipos”, el caso es que estos helados refrescan y, debido a su alto contenido en agua, tienen pocas calorías. Indicar que el hecho de que posean pocas calorías no resta que tengan bastante contenido en azúcares y aditivos, por lo que no conviene abusar.
·       Minis: para los más golosos siempre queda la alternativa de optar por las versiones más pequeñas de sus helados favoritos. Disfrutarán de todo el sabor y, al ser la ración mucho menor, aportarán menos cantidad de calorías, azúcares, grasas y aditivos que sus hermanos mayores.

      Bon profit!!!

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